Hasta ahora no fue detectada ninguna superación del límite del 0,1% de masa de este elemento químico en los combustibles durante atraque o fondeo
La Dirección General de la Marina Mercante empezó en el último cuatrimestre del pasado año a controlar el contenido de azufre de los combustibles que utilizan los barcos que atracan en El Musel (y en otros puertos españoles) para evitar emisiones contaminantes superiores a las autorizadas por la Unión Europea para las aguas de nuestro entorno.
Hasta el momento no ha sido detectada ninguna superación de los límites establecidos, que son un máximo del 3,5% de azufre en la masa del combustible (3,5 kilos por cada cien kilos de combustible), durante la navegación, y del 0,1%, durante el periodo de atraque o fondeo.
La vigilancia, en el caso español, ha sido encomendada a los inspectores de las capitanías marítimas, que suelen aprovechar los controles realizados sobre elementos de seguridad y navegabilidad de los barcos para tomar muestras de los combustibles que utilizan.
Aunque los citados son plazos cortos, es probable que el barco inspeccionado haya abandonado ya el puerto donde se produjo el control, pero si se produjo una irregularidad debe responder igualmente y asumir la probable multa.
La cuantía de esa multa no está especificada, según informaron fuentes de Capitanía, pues la ley aplicable establece un máximo que se puede considerar desmedido para este tipo de infracción, es decir, que está pensado para cosas más graves, y no hay un mínimo establecido. La experiencia, en este caso, no sirve para aclarar las cosas, en tanto que, como queda dicho, el control de las emisiones de azufre no ha hecho más que empezar.
Dos combustibles
Conforme a lo señalado anteriormente, hay dos límites máximos de emisión en el Cantábrico. Durante la navegación, los barcos pueden utilizar un combustible con un contenido de azufre de hasta el 3,5%, pero durante los tiempos de fondeo o atraque no pueden superar el 0,1%. O sea, la contaminación puede ser mayor lejos de tierra. Evidentemente, una solución es utilizar sólo un combustible con contenido inferior al 0,1%, pero no es lo habitual, hoy por hoy, debido a su más alto precio.
Por esa razón, hay barcos que utilizan dos combustibles diferentes y que deben calcular lo que tardan en hacer el cambio (desde unos pocos minutos hasta más de una hora, según indicaron las fuentes consultadas), sabiendo que al llegar al atraque o al fondeo tienen que estar emitiendo por debajo del 0,1% antedicho. Si calculan mal, se arriesgan a una sanción, aunque efectivamente lleven a bordo el tipo de combustible aceptado, porque lo que realmente cuenta es lo que se está quemando en cada momento.
Zonas protegidas
Aunque los controles sean novedosos y todavía incipientes, pues los dispositivos de muestreo disponibles se agotaron pronto, la reducción de las emisiones de azufre por los barcos son tema candente en la Unión Europea, que está propiciando el cambio a la utilización del gas natural.
De hecho, existen ya zonas especialmente protegidas, como el Mar del Norte (a partir del Canal de la Mancha) y el mar Báltico, donde ya está prohibido superar el 0,1%. Eso supone, por ejemplo, que junto a la costa occidental de Inglaterra se pueda navegar con el límite general del 3,5% de azufre y junto a la costa oriental no se pueda superar el 0,1%. Por lo que a España se refiere, en aguas canarias el límite está establecido en el 3%.
En cualquier caso, la tendencia es a recortar y la previsión de la Unión Europea es que a partir del primero de enero de 2020 no se supere el 0,5% en ninguno de sus mares, si bien se habla ya de la posibilidad de alargar ese plazo hasta igual día de 2025.
La demora se debería a que no se debe exigir algo difícil de cumplir, por falta de suministro, y es sabido que, aunque ya hay barcos que cambiaron a gas natural o que son construidos para usar ese combustible más ecológico (especialmente para líneas regulares), todavía son pocos los puertos en los que pueden abastecerse.