Enric Tarrida Martínez–En los últimos días se han publicado algunos artículos versados en la supuesta relación entre Podemos y CGT. El primero, publicado hace unos días que se titulaba «CGT toma el control sindical de Podemos…», y el segundo, más reciente «El sindicato de Podemos». En ambos casos se nombra a CGT y se la vincula de algún modo a Podemos. En los artículos se dan datos, como el que se refiere a que CGT ha obtenido la representación de las personas trabajadoras de dicho partido político, recordemos que elegido por ellas y entre ellas, tal como ocurre en otros muchos centros de trabajo.
No tengo por tanto nada que objetar a lo que en ellos se dice, pero sí que considero importante dejar claro algo que si bien no se expresa de forma directa, sí que se podría dar a interpretaciones erróneas. Y me refiero a cuestionar la independencia y autonomía de la CGT, o viceversa (aunque sobre ello ya dirán las afectadas) la de Podemos a CGT.
Nuestra organización recoge claramente en sus estatutos, que los afiliados no podrán instrumentalizar su condición de miembros de la CGT en beneficio de cualquier opción o candidatura política, y si son afiliados a otra organización al margen de CGT no podrán ocupar cargos Confederales o Federales, y si ocupan cargo de gestión o de representación de otras organizaciones, no podrán pertenecer a ningún Secretariado de la CGT, en cualquier nivel y ámbito de su estructura orgánica, etc. CGT es un sindicato de clase, anarcosindicalista, y por tanto independiente de gobiernos, partidos u otras organizaciones.
Las normas que nos hemos dado no son fruto de una actitud anti-partidista dogmática, sino que obedecen a la certeza de que nuestra organización solo se debe a los intereses de las personas trabajadoras, vamos, de la clase obrera, de quienes labran, pescan, conducen, navegan, cuidan, educan, informan, construyen, etc. Y viene del convencimiento, también, de que la transformación necesaria de nuestra sociedad no se conseguirá en los parlamentos, sino con la asunción de nuestra responsabilidad individual y colectiva de las trabajadoras, sin esperar la gestión de mediadores ni la aparición de Salvadores.
Todos esto no es opuesto a que en CGT tengamos afiliadas de diferentes ideologías, pertenecientes a partidos o no. No somos una secta, somos parte de la sociedad, con un propósito inmediato, la defensa de los intereses de las trabajadoras, con la mirada puesta en un mundo distinto, donde todas tengamos derecho a una vida digna, libre y en paz. Con este propósito, tampoco nos duelen prendas trabajar con todas aquellas personas u organizaciones que estén por la labor, aunque lo hagan desde foros que no nos parezcan los más adecuados, no estamos en posesión de la verdad, y es fundamental que todas las personas generosas y honradas arrimen el hombro, no estamos para desperdiciar nada ni a nadie en esta tarea fundamental, no hay lugar para egos ni complejos en esta ingente tarea.
Evidentemente, es más que posible, que en el camino, coincidamos en quienes están denunciando el actual sistema político/económico, que con quienes los defienden y se aprovechan de él. Pero tampoco vamos a cerrar los ojos, si las actuaciones del que gobierna (sea del color que sea) no responde a las necesidades de nuestra clase, de los damnificados, de la mayoría que hace ricos a unos pocos.
Y esto vale para Podemos y para cualquier partido político sin excepción.
La CGT no es correa de transmisión de nada ni nadie, pero sí que tendemos la mano a la honesta colaboración en el propósito común.
FUENTE: LEVANTE